Sanar desde el amor que habita en ti, permite que la experiencia de dolor se transforme en luz y paz en tu vida.
Todas hemos pasado por momentos de dolor, pero ningún dolor se compara al de perder un hijo (nacido o en gestación). Sin embargo, siempre tenemos la posibilidad de elegir cómo vivir estas experiencias y ver la luz que sale a través de nuestras heridas